“Muy propio del filósofo es el estado de tu alma: la admiración.
Porque la filosofía no conoce otro origen que éste…” (Platón, Teeteto, 155d).
Toda filosofía, o más bien, toda actitud filosófica, comienza con la admiración. Todos hemos sentido admiración alguna vez en nuestras vidas, sobre todo si hemos tenido la suerte de presencias algo extraordinario. La admiración filosófica, sin embargo, es ante las cosas ordinarias que ocurren en el día a día.
Una de ellas es el conocer: ¿Qué queremos decir al decir que conocemos?
¿Qué opinas tú? ¿Qué es el conocer?
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